En fase 5.. uy qué miedo...!!!!

Fase 5. En la redacción nos preguntábamos lo que esto quería decir exactamente. La cosa ya está grave, era el sentir de quienes no alcanzaban a entender el significado de ese dato. Y mientras alguien se tomaba tiempo para explicarlo, para indagar en algún sitio de internet, pues crecia el nerviosismo. Miércoles. Desde temprano, comenzó a correrse el rumor de que dos personas del tercer piso, mi piso, se habían ido a sus casas con síntomas. Recursos humanos ordenó, pidió, a todos los compañeros de ellos que hicieran lo mismo. Que trabajaran desde sus casas. Son del área de ventas. Y ese rumor, se convirtiò en preocupación. La fase cinco parecìa haber llegado ya a la redacción. Comenzaron a mencionarse los nombres, pero de poco servía, porque sólo eran familiares para quienes laboran de cerca con ellos. Fue su día de (mala) fama. ¿Por dónde se sentaban? ¿Qué hacían? ¿Cómo están ahora? Así transcurrió el día. Por la tarde, un email corporativo anunciaba las nuevas medidas adoptadas por la empresa para prevenir contagios: mujeres embarazadas, a casa; cualquier persona con síntomas, a casa; cualquier extraño en el edificio, a casa; cualquier empleado sin tapabocas, a recoger uno al departamento respectivo. Prohibido andar sin uno puesto. Una de las diseñadoras de mi equipo rechazó usarlo, lo que enojó al jefe que, amablemente se lo había pedido. Él entonces dejó lo amable y exigió a los superiores de ella que le ordenaran usarlo. No había opción. Y para no hacer el pleito grande subí por uno y se lo puse en su lugar: o lo usas o lo usas, no por tí, sino por todos nosotros. Se lo puso. Después de la hora de comida, regresó con uno en apariencia más resistente y bonito. Al parecer se trataba de un asunto de vanidad. Vamos, a nadie le gusta traerlos. Por eso algunos han optado por pintarlos o con una sonrisa o con una trompita de puerco. Lo cierto es que suda la nariz y eso es desagradable sobre todo en época de 28 grados centígrados promedio de temperatura. Así se fue el día. El partido de la Champions de hoy no llamó tanto la atención como el de ayer. El triunfo del Manchester no interesó a muchos. La preocupación por la salud se convirtió en la prioridad. Y muchos no comprendían por qué el personal de otras áreas de la empresa podía contar con el beneficio de salir temprano, a las 4, para aminorar cualquier riesgo, y nosotros, los del diario, no podíamos siquiera contar con la posibilidad de salir un par de horas más temprano de lo habitual. Es un diario, sí, deportivo, pero diario. Y asi funciona. Con temblores o virus, así funciona. Y más para quienes no tenemos hijos que cuidar. O alguien enfermo en casa. Toco madera. Todos están bien. Del círculo cercano de personas, ningún contagio. Pero comienzan a conocerse casos de muertos que nadie garantiza que tengan que ver con el pinche virus. La señora de la lavandería me contó esta mañana que un vecino de la unidad habitacional (la habitan como 15 mil) había fallecido. Tenía 38 años y era conocido del primo de la amiga pariente de la hermana, o algo así. El caso es que, narró la lavandera, de su familia todos enfermaron, pero sólo él se murió. Fíjese joven que así fue. El caso es que de los 9 que hasta ahorita han muerto de manera oficial a consecuencia del virus, él pudo haber sido uno, y sucedió, si la versión de la lavandera es cierta, en un perímetro de no más de cinco kilómetros. En fin, un día más bajo contingencia epidemiológica. A las 11 de la noche, nuestro presidente salió casi a rogar que no saliéramos de nuestras casas y a tratar de tranquilizarnos a sus gobernados. Hay dinero y medicinas para combatir el mal, dijo. Aprovechen el tiempo para hacer los pendientes de la casa y estrechar los lazos familiares, invitó. Salió a decir que saldremos adelante. La historia de este país lo soporta. Esta nación ha salido adelante pese a ellos, los políticos, los presidentes, que si lo pensamos muy bien, han sido el peor virus que nos ha atacado desde hace ya algunas décadas. O sea que esta gripe es cualquier cosa, neta que sí.... chin, ya politicé el asunto.

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De locura