Oiga señor... le regalo una sonrisa

En tiempo de necesidad de sonrisas, recurrí a mi archivo de ellas. Éstas fueron captadas en una pequeña Isla colombiana, Bocagrande, a pocas millas de Cartagena de Indias. Fuimos ahí en busca de algo de tranquilidad, demasiada al final. Llegamos a una playa vigilada por un enorme fuerte, el único atractivo turístico del lugar, porque la playa como tal nada para presumir. Tras un par de horas de chapoteo, algunas compras y un pescadito frito, regresamos pero para hacerlo tuvimos que cruzar el pequeño pueblo afincado en esta isla hasta llegar al paradero de taxibotes. En el camino no recibimos mas que sonrisas de regalo. Muchos niños (parece que no hay otra cosa qué hacer ahí), y ninguno pidió nada. Cuando nos subimos al bote, e identificados como intrusos, fuimos perseguidos pero para retratarlos. Estas mulatitas parecían muy entrenadas para posar. Era dificil negarse a retratarlas. Estaban preciosas y esa sonrisota nos la dejaron en nuestros rostros para empreder, contentos, el camino de vuelta a Cartagena.



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De locura