Nos vemos pronto

De entre todas las imagenes que pueden capturarse en los subterráneos, me encontré con ésta en el de Nueva York. La pequeña, sentada en las piernas de su madre, se despedía de una amiguita que se quedaba en el andén. Daba la impresión de que habían vivido una increíble mañana de domingo y de que más que un adiós era una especie de compromiso de repetirlo en una semana. El brillo del rostro de la pequeña rubia es elocuente. E hizo brillar todo el vagón y me arrancó una enorme sonrisa. No cabe duda, mientras más adultos somos, más niños queremos ser. Es época en la que cualquier expresión de este tipo conmueve. Nos vemos pequeña, seguro te veré algún otro domingo en la misma estación.

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De locura