La fuente de la eterna juventud, Coimbra, Portugal

Lo que oculta Coimbra en cada calle tiene que ver con algo más allá de sus edificios, con sus calles donde enamorarse es un riesgo, de ellas o de quien va al lado. Hay gente bonita por todos lados, o gente que quizá no lo es tanto pero regala imágenes digna de cualquier cámara. Cerca de una de sus plazas estaba un grupo de jitanos de todas las edades, a la espera de que la tarde cayera para comenzar a hacer negocio con los transeúntes. Entre ellos, estaba este anciano de barba perfectamente poblada que en ese momento se hacía cargo de la que, me imagino, era su nieta o algo similar. Ella jugaba con una de las salidas de agua de la fuente, y ambos me regalaron esta imagen justo el día de mi cumpleaños. 

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De locura