Mi regreso a Cuba, 19 años después

octubre 06, 2012

Mi regreso a Cuba, 19 años después

Cuba fue el primer destino fuera de México que financié con recursos propios, con mis primeros sueldos como periodista. La idea fue pasar la noche vieja de 1993 y recibir 1994 en una tierra que representaba muchas cosas en ese momento: la tierra de Silvio Rodríguez, de Pablo Milanés, los trovadores de las causas y amores juveniles; la tierra donde el Che triunfó junto con Fidel, y que en esos momentos vivía un período especial por el retiro de los apoyos rusos; por lo mitos en torno a lo que un turista puede hacer allá (lo que sea, decían); por el ron, por las playas, y en lo personal, por comenzar el periplo de mi vida viajera.

Decidí regresar porque sentía algunas deudas. Para empezar, aquella vez no salí de La Habana y de sus playas del Este; además, la juventud y el alcohol acortaron mis días (despertar a mediodía echaban a perder cualquier plan, a lo cual se sumó el galanerismo); conocí poca gente, caminé muy poco sus calles, comí poca de su comida. En fin. No era el viajero que soy ahora: el que se pierde en las calles, el que entra en las casas, el que carga dos cámaras para atrapar lo que se deje, el que se mete en las conversaciones, el que trata de vivir como los que ahí viven, comer en sus mesas, tomar de sus botellas, reir con sus chistes y compartir sus tristezas; era, en una frase, un turista cualquiera. El viaje de ahora, además, fue más largo, en tiempo y distancia. Cada día tuvo un escenario distinto, con gente linda y entregada; sonriente y confiada; cansada pero optimista; sencilla pero compartida. Fue un viaje al mismo destino pero tan diferente. Lo iré contando poco a poco. Brindaré detalles. Por ahora quise seleccionar una imagen por cada uno de los días que estuve en esa maravillosa y contradictoria isla, que me ha regalado muchas cosas y que me ha abierto las puertas para entrar por otras.