Documentando la Esperanza II

Proles, medio proles, otros ni tan proles y algunos más que se mezclaron con a prole... No, da la apariencia que ninguno fue llevado a la fuerza (bueno, a mi mamá le prometí que la invitaría a comer después, pero ella siempre ha sido prole... me lo heredó). El asunto es que, aunque no soy nadie para asegurarlo del todo, los que nos reunimos en el Zócalo para apoyar a AMLO estuvimos ahí por convicción propia. No creo que muchos de los que vi ahí busquen hueso (no hay para tantos), tampoco que hayan recibido nada a cambio más que un baño de sol estúpido. Estábamos ahí para apoyar una causa que compartimos. Fuimos un chorro, quizá no los que deberíamos, pero los que fueron gritaron, brincaron (para no ser Peña, como decía el estribillo) o para advertirle a la Gaviota que su marido es un idiota (no dudo que lo sepa, pero ella sí sabía que iba por el hueso). Leí algunos carteles de panistas arrepentidos, otros no llegaron a tanto pero sí llevaron mensajes de apoyo a AMLO en una calcomania o en una megamanta (como la que hablaba de la idiotización que provoca la Tele). Ví también ancianitos, gente en silla de ruedas, blancos, morenos, y hasta más morenos (no digo negros para no ser acusado ante el Conapred). Niños y niñas con sus papás, algunos ciclistas que se colaron, estudiantes y estudihambres; Ni nis que no quieren Ni al PAN Ni al Pri... Ahí me mezclé para retratarlos (pobre de mi madre, mejor me dijo, ahí me hablas cuando acabes). Fue la segunda marcha consecutiva. El 19 de mayo me fui a la AntiPeñaNieto. Buenos ejercicios (cívicos y físicos), que dudé que pudieran realizarse. Ahí están, estamos, haciendo ruido sin molestar (más que a los directamente aludidos), politizándonos antes de que nos cargue la chingada (de apellido Peña, de apellido Vázquez). Es lindo. Quizá tuvieron que llegar las redes sociales para que se lograra esto, aunque habríamos encontrado otra forma de no haberlas tenido. Ya el inge lo intentó en 88, pero no lo logró. La de entonces fue mi primera marcha. Nos tardamos mucho. Pero ha llegado. Lo que viene es traducir tanto tuit, tantos pasos, gritos y sueños, en votos. Aclaro: no soy perredista. Los partidos han defraudado. Creo en AMLO porque creo en la gente que está detrás de él y que formará parte de su gabinete, algo que sus rivales no se han atrevido a anunciar porque, seguramente, tienen que esperar para ver los favores que tienen que pagar: "Si gano gracias a Televisa, pondré a un srio de comunicaciones afín a Televisa", y así... ya nos sabemos la historia. Creo en él porque es el único que ha usado la palabra honestidad como bandera (y estoy seguro que se lo cargara pifas si falla). Fui para ver a la gente y, de paso, a sumarme a su esfuerzo. Aquí comparto parte de mi experiencia. 


























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De locura