Documentando la esperanza I

Este espacio suele estar dedicado a los viajes, pero también a las fotos y no quise dejar pasar esta oportunidad de compartir la experiencia que viví como mexicano en el centro de mi ciudad, la de México. 
El material es de una marcha que se llamó #MarchaAntiPeñaNieto #Marcha yoSoy132 y otros tantos nombres, con un objetivo: demostrar el desprecio que existe hacia uno de los candidatos a la presidencia del País, Enrique Peña Nieto, del PRI, y que de acuerdo con las encuestas "profesionales" es quien tiene las preferencias de la mayoría de los posibles votantes. Pero su candidatura se ha visto empañada no solo por su pasado como Gobernador, sino por todo el desprestigio que tiene su partido (que gobernó el país por 70 años hasta que en 2000 fue derrotado por la derecha) y que ahora quiere regresar a la Presidencia. La marcha también se organizó como una manera de protestar por el manejo favorecedor hacía su persona que los grandes conglomerados mediáticos realizan, obligados por los compromisos mutuos con los cuales han crecido. La marcha no fue convocada por ningún partido. Se gestó en la última semana a través de las redes sociales. Participaron personas de todo tipo, de distintos grupos y preferencias políticas. La única consigna unánime fue la del repudio a Peña Nieto. Las imágenes hablan por sí solas. Pocas merecen un pie de foto, sería redundar. Fue cansado, pero me siento contento. No puedo asegurar que Peña Nieto no va a llegar a la presidencia. Si esta tarde marchamos 20, 30 ó 50 mil personas en todo el país, parecería que no son suficientes para lograrlo. Sin embargo, el primer objetivo sí se alcanzó: unirse para un fin común, que es el de no permitir el regreso de un partido que trajo mucho atraso al país, represión, pobreza, analfabetismo, entre otros tantos males. Yo no quiero que regrese. Amo a mi país. Lo sufro también. Desde que recuerdo, hemos estado en crisis. Eso sí, no le debo un favor o un peso a ningún político o partido, todo lo contrario. He tenido la fortuna de salir adelante. Pero hay muchos mexicanos, cada vez más, que han sido orillados a vivir al margen de la ley, delinquiendo o trabajando en la clandestinidad, y eso duele. Amo a este país porque lo he recorrido y sé del potencial que tiene. Pero cada vez está peor. Cada vez hay más gente en la calle mendigando una moneda, vendiendo lo que sea para subsistir, asaltando, vendiendo drogas, etc, etc... Son muchos problemas, pero lo peor es que pasan los años y no se resuelven. La riqueza se sigue concentrando en muy pocos, y cada vez hay más pobreza. Me parte el alma, por ejemplo, ver a niños indígenas malbaratando sus artesanías para sacar para comer algo o saber que la mayoría de quienes han muerto en la lucha entre narcotraficantes son jóvenes que ni siquiera tuvieron la oportunidad de llegar a mi edad. Lo de hoy fue una clara muestra de que estamos ante una revolución de conciencias. A nadie le conviene tener un país así. Ni siquiera a los más ricos, por muy blindados que estén. Siento haber invadido este espacio con estas palabras, pero lo creí necesario, pues no podía reprimir el orgullo de lo vivido esta tarde. ¿Alcanzará? Deseo que sí. Ver a gente de todas las clases sociales, preparación académica y edades persiguiendo un fin común, es alentador y una muestra de que cada quien, con sus capacidades, formas de ser y aficiones, podemos convivir de mejor manera en un país que tiene para darnos a todos, y mucho, sin necesidad de matarnos entre nosotros, de humillarnos o de transarnos. Solo hace falta que quienes se encargan de administrarlo, lo hagan bien. Si no, el pueblo tiene que alzar la voz. Hacerse escuchar. Hoy fue la primera llamada.
Esta es mi crónica gráfica de lo que viví el 19 de mayo de 2012. Gracias.























































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