Una reina maravillosa

Solemos huir cuando las vemos o escuchamos su zumbido. A cualquiera asusta. Es fuerte, con ese toque amenazador. Como seres humanos, siempre nos creemos las víctimas de los ataques de todo aquel bicho que nos es desagradable. Pero muchos atacan sólo cuando se ven amenazados. Así es la mayoría de las veces. En las faldas de la cascada El Chiflón, en Chiapas, un escenario tan bello que la mejor descripción posible es la que puede hacer tu propia mirada, descubrí a esta avispa en una especie de matorral precioso de hojas enormes, adornadas con las gotas provenientes del salvaje afluente de esa caída. Primero la escuché; luego la vi postrarse en una de esas enormes hojas para beber un poco de agua. Sí, para beber. Iba y venía. Cambiaba de hoja como buscando distintos sabores, o la gota más grande, o la mejor posición para posar para mi cámara. Fueron casi 30 minutos de este ritual que me permitió retratarla en distintas posiciones. Cuando vi las fotografías en grande, pude admirar su real belleza. Me imagino que era la Reina, pues el resto de las avispas del lugar eran negras y más pequeñas. En cambio, ésta además de ser más grande, era más bella. Sus colores ocre-amarillos-rojos-etc hacían un increíble contraste con el verde húmedo de las hojas. Es un bicho hermoso y, además, coqueto-inofensivo. Ese día lo fue y aquí el resultado. 







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De locura