Rayito de sol



Tierra del Fuego. Argentina. Veníamos de regreso en el Catamaran que nos había llevado al faro del fin del mundo, en el canal Beagle, y a los islotes a observar a los leones marinos. No recuerdo con exactitud cuántas horas había durado el paseo, pero fueron varias y muy relajantes. Allá, donde da vuelta el aire, he vivido una de las experiencias más gratas que recuerde. Se trataba de hacer realidad un deseo de juventud, de poder estar en los dos extremos del continente. Años antes, había estado en el Estrecho de Bering, en la frontera imaginaria entre América y Rusia (estoy por subir las fotos), y ahora estaba justo del otro lado, a donde sólo había llegado por los libros o los documentales de televisión. Ya iba de regreso, con la memoria llena de leones marinos, de aves extrañas, de mucho y frío mar, cuando al irme a la parte alta de la embarcación descubrí Ushuaia, el puerto de salida y llegada, escoltada por las montañas nevadas y bañada por el rayo de sol a punto de morir. Estas imágenes fueron el mejor colofón a esta parte de mi aventura patagónica. No llevo ningún orden cronológico en lo que presento, sólo la forma en como me llegan los recuerdos de los viajes a algún lugar que he realizado.

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De locura