Varsovia, Itxy, caminar, descubrir.

Como lo deja claro el señor de la primera foto de abajo, caminar por caminos extraños implica ir cargado con una alta dosis de curiosidad. Se trata de seguir los pasos de otros, de preguntar a alguien que no conoces, de seguir a un grupo de personas que, seguro, van a algún lugar con onda, de treparse a un transporte público y llegar hasta el final y regresarse; de detenerse a mirar a la que toca un violín por unos euros o a la que toca la guitarra acompañada de su perro o a una abuelita de falda multicolor devorando un libro o a una pareja caminando en un pasillo flanqueado por árboles vestidos de otoño. Regalar unos pasos sin destino siempre tiene algo a cambio. Puedes comenzar a la entrada de un bosque y bañarte de primavera o juguetear con las hojas sobre el suelo. Puedes iniciar en una esquina, dar la vuelta a una cuadra, y llegar al mismo destino maravillado solamente por el hecho de haberte atrevido a salir, solo o con alguien. Caminé Varsovia como pocas ciudades. Cuarenta y ocho horas no parecían suficientes para una ciudad con tanta historia, en la que de un kilómetro a otro puedes cambiar de siglo gracias a un edificio, un restaurante, un museo o un abuelo, algo único para quienes aman lo moderno y para quienes amamos lo retro. Le regalé mis pasos, me regaló sus secretos. "No me veas así", parece decirle el angelito al señor de los lentes. Y él se empeñó en fijar su mirada en él. ¿Por qué me ves así?, insistió el angelito. Y él no dejaba de observarlo. Así se quedó, como paralizado, por varios minutos. Parecía encantado. Después me paré frente al angelito azul y sí, en efecto, tenía algo mágico. "No me veas así". Y yo le tomé una foto. Llegué hasta esa plazuela caminando mucho y encontré a Itxy, el angelito de Varsovia. Le regalé mis pasos, mis clicks, y me regaló su hermosa sonrisa. Aquí la presumo, aunque si van a Varsovia, podrán encontrarla. Hasta allá voy ahora, transportado en este maravilloso medio que es la fotografía... y los recuerdos.

















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De locura