Domingo de fuga II (Marruecos, recuerdos de un país hoy en transición)

Es inevitable contener los recuerdos de mis paso por este gran país por dos grandes razones: porque he tenido a oportunidad de conocer a dos chicas increíbles —Imane y Samira— que eligieron México para vacacionar y a mi para ser su guía de fiesta y diversión, y por las noticias que ahora leo provenientes de allá sobre las marchas juveniles en pro de un cambio en su forma de gobierno, tal y como lo hacen también en otros países árabes (Túnez y Egipto ya lo consiguieron, Argelia, Libia y Bahrein, luchan ahora mismo por conseguirlo).
Marruecos es un lugar fascinante, pero con mucha pobreza. Eso quedó al descubierto en cada uno de los pueblos visitados, en el ansia de muchos marroquíes por encontrar turistas para venderles ya sea un servicio o un producto, y aunque en las grandes ciudades como Casablanca y Marrakech, cada vez hay más libertades, sobre todo para las mujeres (la principal, poder andar sin velo por las calles), en la mayoría de los pueblos de provincia, aún es común verlas cubiertas total o parcialmente. Hay pueblos donde, incluso, algunas sólo llevan descubierto un ojo, una de las imágenes más impactantes del viaje.
Pero gracias a un par de personas, pude entrar en la intimidad de un hogar marroquí, y ser partícipe de una tradicional cena de Ramadán (a las 7 pm, tras todo un día de ayuno religiosamente obligatorio), comer cous cous con las manos, saborear ese delicioso té sabor menta o unos de sus exquisitos dulces con almendras y ajonjolí. Inolvidable igual la sensación de estar perdido en las ancestrales medinas... un viaje inolvidable.
Pero ahora la gente quiere un cambio, y por lo poco que ví, que sé, parece necesario. No sé si con esto las mujeres podrán ser más libres, si podrán sentarse con sus novios, hermanos o esposos a tomar un té en una restaurante, y no quedarse en casa a cuidar a los hijos.
Esta entrada en mi blog es un homenaje para ese país que me dejó encantado, para mis amigas Imane y Samira que quizá encuentren un país distinto al que dejaron cuando terminen sus vacaciones en México, un país mejor que haga de su viaje a mi país algo inolvidable, porque puede ser el viaje de "su" transición. Imaginemos solamente eso: regresar de un viaje y encontrar un país mejor que el que dejamos apenas días atrás. Ojalá sea así, mejor, por ellas, por todos. (No niego el sueño que tengo de vivir algo así en carne propia, es un deseo recurrente, lo acepto).



Mujeres caminando en Erfou, a 38 grados centígrados.

Desde el interior de una casa en Fez.


Pájaros en una muralla derruida, en Fez.

Vendedor de telas esperando en Ouarzazate, el Hollywood de Marruecos.


Taller de pieles en Fez.

A través de la Medina de Fez




Cantante negro en Merzouga.


Fabricante de trastes de latón en Fez.

Niños de kinder en una Medina (ciudad antigüa) de Marrakech.

Una siesta en Errachida.


A la venta en Ouarzazate.

Yo, en una tienda de souvenirs.



Sobre las dunas del Sahara marroquí.


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De locura